Durante 9 meses, Audrey trabajó como asistente de idioma en la Universidad de Aguascalientes. Nos cuenta su experiencia en México.
- Participó en 2013-2014 en el programa de asistente de idioma entre Québec y México. ¿Por qué se animó a aplicar para este programa?
México siempre me llamó la atención, entonces, este programa era la oportunidad perfecta para vivir en este maravilloso país y compartir mi cultura y mi idioma, los cuales me encantan.
- Tras el proceso de selección, fue durante 9 meses asistente de francés idioma extranjero en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. ¿Cómo la acogieron los estudiantes mexicanos?
¡Muy bien! Hay que saber que la relación entre alumnos y docentes al nivel universitario es muy diferente en México; es menos formal, más amistosa, y hay más comunicación entre ellos. Los estudiantes me invitaron después de las clases y me ayudaron mucho a integrarme en Aguascalientes. Hice buenos amigos entre ellos. En clase, algunos estaban un poco reacios al acento quebequense pero se acostumbraron con el tiempo.
- ¿En un año, qué logró transmitirles de su cultura y su idioma?
Como trabajaba solamente con tres grupos, los veía a menudo, lo que me permitió enseñarles muchas cosas de la cultura quebequense. Tratamos de varios temas: estaciones, comidas típicas, tradiciones, personalidades de Québec, historia, música, entre otros. Para el festival del programa de estudios, los alumnos tuvieron que hacer presentaciones relacionadas con Québec. A lo largo del año, se sumergieron en el universo quebequense.
- ¿Cree usted que su presencia cambio la percepción de los alumnos del francés y de la francofonía?
Es cierto, principalmente para los nuevos estudiantes. Cuando se inscriben en el programa de enseñanza del francés y del español como idioma extranjero, muchos relacionan el idioma francés solamente con Francia. Incluso en los libros, se trata únicamente de Francia y de Europa; se habla muy poco de Québec, Antillas, África, etc. Durante las clases, los profesores mencionaban a otros países y regiones francófonos, pero la presencia de un asistente que no viene de Francia cambia de manera concreta la percepción que tienen los alumnos del francés.
- ¿Durante su experiencia de 9 meses, qué fue lo que más le sorprendió en su vida cotidiana y en su descubrimiento de la cultura mexicana?
¡La gente! Me acogieron tan bien, todo el mundo me pareció muy abierto y me ayudaron mucho. Aunque mi español era vacilante al principio, la barrera lingüística no me impidió hacer amigos. Me sentí rápidamente como en casa.
- ¿Recomendaría este programa de intercambio? ¿Por qué?
Le recomiendo sin ninguna duda. La mejor manera de conocer un país es vivir allá, y es por esta razón que este programa es perfecto para descubrir México de una manera diferente. Además, es una excelente forma de explorar el ámbito de la docencia. Los asistentes están solamente quince horas en clase, pero también es necesario preparar los cursos. Al final, queda tiempo libre para viajar, experimentar y disfrutar de la vida a la mexicana.